¿Qué es la medicina regenerativa?

Cuando una enfermedad o lesión produce un daño, el cuerpo tiene una respuesta innata que ayuda a repararlo y defenderse. Sin embargo, esta capacidad de reparación tiene limitaciones y, en muchas ocasiones, el daño es tan grande que el órgano ya no puede regenerarse por completo. Pero, ¿y si existiera una manera de amplificar o acelerar estas capacidades de reparación? Podríamos lograr que la recuperación fuera más rápida y, además, reparar daños que hoy en día son considerados permanentes. Esta es la promesa que nos ofrece la medicina regenerativa.

La medicina regenerativa se considera una alternativa para ofrecer terapias a pacientes que padecen enfermedades crónicas o degenerativas. Se diferencia de la medicina tradicional, especialmente en estos casos, ya que la medicina tradicional generalmente solo puede ofrecer tratamientos paliativos para los síntomas. Un ejemplo claro es la diabetes, en la que la medicina tradicional ofrece controles de glucosa, insulina inyectable y una gran variedad de fármacos que ayudan al paciente a mejorar su calidad de vida, pero no ofrecen una cura. En contraste, un enfoque de medicina regenerativa sería reparar las células beta del páncreas para que el cuerpo recupere su función normal en la gestión de la glucosa.

Actualmente, en el campo de la medicina regenerativa, se trabaja para restaurar la estructura y función de órganos y tejidos dañados, con el objetivo de curar lesiones y enfermedades que hoy en día se consideran imposibles de tratar. Las principales áreas de trabajo se dividen en tres grandes ramas:

  1. Ingeniería de tejidos:
    El objetivo de esta área es ayudar al cuerpo a reparar el tejido dañado directamente. Esto se logra ofreciendo andamios (materiales que proporcionan soporte y estructura al tejido en reparación) para reducir los tiempos de recuperación y facilitar una mejor regeneración. Además, se busca desarrollar medios adecuados para que un tejido completo pueda volver a crecer. Por ejemplo, en Nanoblast, trabajamos con andamios biopoliméricos que aceleran y potencian la reparación de la piel, permitiendo su recuperación incluso en situaciones donde, actualmente, sería necesario un trasplante. El enfoque de la ingeniería de tejidos es, eventualmente, eliminar la necesidad de trasplantes de órganos completos, potenciando las capacidades de reparación innatas del cuerpo.
  2. Órganos artificiales:
    Cuando no es posible para el cuerpo reparar los tejidos dañados, el órgano afectado deja de cumplir su función de manera adecuada. En estos casos, se requiere un trasplante. Actualmente, la única opción es obtener el órgano de un donante humano, lo cual presenta desafíos, como la limitada disponibilidad y las cuestiones de compatibilidad, que pueden llevar al rechazo del órgano trasplantado. La solución que ofrece la medicina regenerativa en esta área es la creación de órganos completos a partir de las células del propio paciente, lo que asegura que siempre haya un órgano disponible cuando se necesita y, lo más importante, elimina el riesgo de rechazo.
  3. Terapias celulares:
    Estrechamente vinculada con las otras dos áreas, esta rama busca que las células madre (o troncales) puedan reparar daños en diversos tejidos y órganos. Un ejemplo conocido de esta terapia es el tratamiento de la leucemia con células madre. Básicamente, consiste en introducir células “sin programa” y convertirlas en lo que se necesita para reparar el daño. Es lo más cercano que tenemos al proceso con el que originalmente se crean los órganos durante el desarrollo embrionario.

A pesar de los grandes avances en este campo, la investigación médica requiere una gran cantidad de fases y pruebas que garanticen la seguridad y efectividad de los tratamientos basados en la medicina regenerativa. Por esta razón, los productos y terapias derivados de estos principios tardan en llegar al mercado. Sin embargo, poco a poco van apareciendo, ofreciendo alternativas innovadoras que permiten recuperar la salud y mejorar la calidad de vida.